- “En los últimos años, he notado una degradación gradual en la calidad y fiabilidad de las aplicaciones nativas de Apple, tanto en iOS como en Mac OS X”, Walt Mossberg.
- “La calidad del software ha disminuido tanto en los últimos años, que estoy muy preocupado por su futuro”, Marco Arment.
Se trata de una muestra de usuarios ilustrados que lanzan la alerta de algo que podría estar sucediendo: Apple estaría descuidando el desarrollo del software en sus aplicaciones nativas, aunque no parece claro por qué, la compañía estaría torpedeando lo que ha sido durante décadas uno de sus principales pilares.
¿Se han relajado los controles de calidad?
Todos lo recordamos como un mal sueño. El defenestrado Scott Forstall salió todo ufano a desvelar uno de los proyectos más estratégicos para la compañía: Apple Maps, la esperada respuesta de los de Cupertino al todopoderoso Google Maps. Y bien, como recordarás, aquello fue un auténtico desastre. El producto salió al mercado cuando en realidad no debería ni haber alcanzado la fase beta de su desarrollo.
Calles torcidas, ubicación imposibles… Como para olvidarlo. Apple Maps fue, posiblemente, la primera y más flagrante demostración de que Apple habría relajado los controles de calidad de sus productos en lo que respecta al software, o al menos, eso es al menos lo que se está barajando entre los usuarios que no comprenden cómo aplicaciones que antes eran sólidas desde la primera versión, ahora pueden necesitar hasta cinco actualizaciones para lograr un nivel aceptable.
La presión por desarrollar nuevo hardware
“El nuevo hardware ahora es simplemente maravilloso”, reconoce Marco Arment, una de las primeras voces en alertar ante un alarmante declive de la calidad de las aplicaciones. Y el conocido desarrollador ha sido también pionero a la hora de apuntar con el dedo acusatorio al departamento de marketing de Apple como el principal responsable de este cambio de tornas: las prioridades las marca ahora marketing, y son lanzar nuevos productos cada año.
Comprenderás que al final, por muy grande que sea la compañía, sus recursos son limitados con lo que si el equipo entra en la vorágine de cumplir calendarios de infarto para lanzar nuevos e innovadores productos cada año, al final se ve obligado a recortar en los controles de calidad del software que no están directamente relacionados con este objetivo. Pero Marco no puede resumir mejor y en una sola frase lo que está sucediendo en referencia a los desarrolladores: “están haciendo demasiado en plazos de finalización imposibles”.
Si el equipo entra en la vorágine de cumplir calendarios de infarto para lanzar nuevos e innovadores productos cada año, al final se ve obligado a recortar en los controles de calidad del software
En busca de la convergencia
Diríamos se trataría del famoso campo de distorsión de la realidad Jobs, pero potenciado y multiplicado por los ambiciosos planes de Tim Cook. Sin embargo, no se trataría sólo de una reducción obligada -provocada por la presión de lanzar nuevo hardware- sino también de otro tipo de presión: la búsqueda de convergencia entre plataformas. Como sabes, Apple persigue limar al máximo las diferencias existentes entre los ecosistemas de sobremesa y móviles, de forma que el cambio entre uno y otro sea sencillo.
Así las cosas, no tiene mucho sentido que un usuario tenga una suite de fotografías muy potente en el ordenador, y cuando pase al iPad se encuentre con una versión de la anterior limitada al 20% de sus posibilidades. Esto es lo que algunos llaman regresión funcional de las aplicaciones, o lo que es lo mismo, limitar sus funcionalidades de forma que, contando con iCloud como elemento común, el salto de OSX a iOS no sea tan traumático para el usuario.
¿Es grave todo esto que te estamos contando? Para Marco Arment lo es, y considera que esta degradación del software puede terminar por minar la reputación de la compañía, una de sus vacas sagradas. Pero parece que la firma californiana está por la labor de solucionar algunos de los problemas surgidos, o eso al menos es lo que deducimos de su reciente cambio organizacional.
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